¿Quien es el malo, la madre o el hijo?
Con 4 años mi hijo se enfadaba mucho y no era raro que explotará y montará una crisis, como no, en un lugar público, y eso que a mí no me gusta nada llamar la atención…
Me sentía impotente, avergonzada y me preguntaba si estaba haciendo algo mal o si es que simplemente tenía un hijo con mucho carácter.
Una amiga de la escuela me habló de un centro al que llevaba su hija, y me aconsejo probarlo para mi hijo.
Fue un antes y un después. Desde las primeras sesiones, el comportamiento de mi hijo cambió. No fue magia, ni terapia. Fue tan sencillo como atender a sus necesidades, como darle la oportunidad de expresar lo que le pesaba y le sobrepasaba en un lugar seguro y acogedor. No hubo etiquetas ni diagnostico. Mi hijo se relajó y yo dejé de culpabilizarme.
En aquel momento (2017) no me interesé por saber lo que hacían en este centro. Mi hijo estaba feliz y tranquilo, me bastaba. Cinco años más tarde averigüe que eso era psicomotricidad.
¿¿Psico qué??
Si quieres saber cómo se trabaja en una sala de psicomotricidad, y cómo puede ayudar a las personas de 0 a 99 años, inscríbete a mi boletín. Cada semana hablo de un aspecto teórico de esta disciplina que se fundamenta en distintas ramas del saber y cuento anécdotas que me pasan en la SALA, porque, ¿sabes qué? Hoy me dedico a esto…
De la psique al cuerpo y del cuerpo a la psique
Hace poco (2022), por un concurso de circunstancias, descubrí que existía una disciplina que estudiaba, explicaba y explotaba lo que es un tema central en mi vida a saber la interacción del cuerpo y de la psique. Eso es justo lo que había ayudado a mi hijo 5 años antes, lo que acabo de contar más arriba.
Esta disciplina relativamente joven se llama psicomotricidad.
¿Pisco qué??
Psicomotricidad. Pues parece que me persigue…
Hace 25 años era bailarina. Tenía una amiga bailarina también, con quien compartía un piso en Suiza. Una noche me contó que tenía un profesor excepcional que le enseñaba ejercicios de respiración. Me mostró uno, recuerdo su entusiasmo, pero no le presté mucha atención en este momento.
En diciembre 2021 vino con su marido a Madrid, tienen una compañía de danza en Irlanda, para dar varias representaciones en los teatros de Canal. La invité a cenar y me volvió a hablar de ese profesor que tiene hoy 88 años e insistió en que le conociera.
Y le conocí.
Y en una semana de curso la relación que tenía con mi cuerpo cambió. Fue algo profundo, que se hizo sin que me diera cuenta en el momento. Es difícil de explicar con palabras. Solo te diré que fue una liberación.
Este maestro de vida lleva 50 años trabajando como psicomotricista. Durante el curso conocí a la más mayor de sus alumnas, una mujer espléndida de 102 años…
Dos meses después del curso me apunté a la escuela internacional de psicomotricidad en Madrid, y hoy me dedico a eso en cuerpo y alma.
Cada semana, en mi boletín, comparto experiencias divertidas y conmovedoras que me pasan en la SALA de psicomotricidad. Si quieres saber cómo te puede ayudar, suscríbete a mi boletín.
El cuerpo sabe
Un día, en una sesión de psicomotricidad grupal con la escuela internacional de psicomotricidad, hicimos un ejercicio muy interesante que al principio me dejó perpleja.
Estábamos sentados en círculo, el psicomotricista con un tambor. Uno de los participantes se colocaba en el centro y a cada golpe de tambor, tenía que adoptar una postura, la que fuera, sin pensarlo hasta que el psicomotricista dejase de tocar.
Al principio igual piensas un poco lo que vas a hacer pero a medida que acelera el ritmo, el cuerpo toma el relevo y no te queda más remedio que dejarte llevar.
Me pasó algo curioso. Iba delante luego atrás, delante, atrás, delante, atrás. Me sentía atrapada entre dos direcciones opuestas, era absurdo, como si pintas un cuadro y luego le quitas la pintura y lo vuelves a pintar. Así una y otra vez.
Al compartir mis sensaciones con los compañeros y el psicomotricista, entendí que mi cuerpo me estaba mostrando exactamente lo que me estaba pasando en la vida. Me ayudo a tomar perspectiva frente a lo que estaba viviendo, algo que no dependía de mí, a saber, la larga enfermedad de mi hijo.
El cuerpo expresa todo lo que nos pasa. Muchas veces no lo vemos. Para eso está el trabajo corporal y la guía del psicomotricista. Si quieres saber lo que el cuerpo te quiere decir, apúntate a mis clases.